Casa Pedro Domecq es una de las casas con más tradición en el mundo, y gracias a su presencia en el Valle de Guadalupe, en Baja California, desde de los años 70, ha impulsado a los vinos y brandy mexicanos llevándolos a un nivel de lujo embotellado. Siempre en constante evolución y preparando nuevos sabores para deleitarnos, actualmente también elabora spirits marcados por un profundo arraigo a las tradiciones mexicanas, además de ofrecer un portafolio ultra selecto de bebidas cuidadosamente seleccionadas.
Como parte de sus más recientes creaciones, nos presenta a su nueva familia de vinos monovarietales: Reserva Real y Reserva Magna. Nacidos bajo el sol del Valle de Guadalupe y de la mente creativa del winemaker de Bodegas Domecq, Alberto Verdeja, esta es la primera línea de vinos monovarietales desarrollada después de años de trabajo centrado en la producción de vinos blended.
Se trata de las etiquetas de uva Syrah y Nebbiolo, que reflejan todo el potencial de la tierra bajacaliforniana, capturando el sabor del terroir único y que nos transmiten, a través de sabores sublimes, experiencias exquisitas. Estos vinos son el reflejo de la distinguida tradición y el legado de esta histórica casa, enriquecidos con el sabor mexicano. Tal como lo expresa Alberto Verdeja, la tierra y la expresión de la fruta están en el centro de cada vino que se trabajó buscando perfección, sencillez y características únicas. Cada uva fue meticulosamente seleccionada, cosechada y cuidada para poder expresar al máximo la peculiaridad que la distingue.
Reserva Real se reinventa en un nuevo vino 100% Syrah que respeta y expresa la esencia de la fruta con un gran esplendor, rescatando las cualidades de las vides de aproximadamente 20 años de edad. El resultado es un vino limpio y gran brillo rojo cereza con ribetes violáceos, con aromas de zarzamoras, frambuesas y arándanos, un velo de especias integrado por clavo, pimienta rosada y laurel, y una ligera nota que recuerda al yogurt de fresa. La crianza de seis meses en barricas de roble francés se hace presente con aromas relacionados al añejamiento: pan tostado, el ahumado y café.
En boca expresa gran frescura, mientras la acidez media permite un versátil abanico de maridajes, desde platillos sencillos y casuales como las pizzas, selección de carnes frías, pescados como trucha salmonada y postres cremosos o con frutos rojos, como una tarta pavlova, o hasta platillos con más grasa y complejidad como lo es el pato.
El vino insignia de Bodegas Domecq, Reserva Magna, también se transforma para rendir un homenaje a la uva Nebbiolo, en una edición limitada de 3,000 botellas de la añada 2017, y su excelencia ha sido reconocida con la medalla de plata obtenida en el Concours Mondial de Bruxelles. Las uvas con las que se produce, provienen de vides de 30 años del Valle de Guadalupe, que le dan su potencial de guarda, y de vides del Valle de Calafia, de las que toma la carga tánica óptima y la concentración ideal para un vino de guarda prolongada de hasta 10 años.
Con una crianza de 18 meses en barricas de roble francés, Reserva Magna es un vino brillante, de rojo intenso con matices púrpura; denso y de cromática capa profunda. Muestra aromas integrados de frutos negros, tostados, notas de chocolate amargo, vainilla, sotobosque, trufa y tabaco, y en boca es altamente estructurado, equilibrado y complejo, con un final largo y especiado. Por sus cualidades, es un vino que se disfruta solo o acompañado de platos contundentes, cortes de carne con grasa y quesos fuertes, y con de postres de chocolate amargo o caramelo.
Pionera en calidad y con el respaldo de la bien merecida fama de Casa Pedro Domecq, Reserva Real y Reserva Magna son los primeros integrantes de esta nueva familia de vinos monovarietales, contemporáneos e intrépidos que están listos para sorprendernos.