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Desde los ventanales del J Bar del Hotel Jerome,  me dejo embelesar con la belleza de Aspen, que durante invierno se impregna del ambiente vibrante que traen consigo los copos de nieve. Sin importar el frío o que los días sean más cortos, el monto blanco que cubre a las montañas y las casas, nos invita a salir y a ser parte de diversión de los deportes de invierno. Basta con ver las nevadas copas de los árboles para que la alegría nos invada, y que corramos a vestirnos con el traje y botas de ski para experimenta la euforia irrepetible del descenso por las pistas.
La escena gastronómica, cultural y recreativa de Aspen satisface a los viajeros de todas las edades, y el Hotel Jerome es una muestra exquisita de ello. Rodeado de un ambiente acogedor con chimeneas, antigüedades, detalles en madera y vistas impresionantes de la montaña y al interminable paisaje blanco, el hotel ha sido el centro social de Aspen desde su apertura en 1889, cuando las personas no iban a divertirse sino a buscar plata en las minas, y en él se reunían para descansar y contarse grandes historias, que aún siguen sorprendiéndonos.

Las instalaciones del hotel nos hacen vivir dentro de las páginas de un libro vivo, donde su decoración con detalles del viejo oeste nos transportan al pasado, mientras que su opulencia nos mantiene en un estado de hedonismo entre el cielo y la tierra. Sus restaurantes y bares nos deleitan con sabores extraordinarios rodeados de exquisitos decorados, desde clásicos hasta modernos.
Para ponerse a tono con el color de la nieve y los atardeceres de Aspen, es imprescindible tomar un rico coctel en su icónico J-Bar, que más que un bar es el punto de reunión para convivir con lo más refinado de la sociedad. Su ambiente animado y del Viejo Oeste  invita a deportistas, miembros de la alta sociedad y habitantes de la ciudad, a brindar con sus cocteles, o a disfrutar de una cena ligera, en compañía de un estilo cálido y vintage. Pasar una tarde en su J Bar es una parada obligatoria. Vaqueros, mineros, los soldados de la Décima División, y grandes personalidades, se han sentado a tomar una copa en este icónico bar. Entre su oferta, además de buenas pláticas, están las cervezas artesanales y la mejor hamburguesa de Aspen.

Al salir del mundo idílico de comodidades que nos rodean en el hotel, se abre ante nuestros ojos un paisaje maravilloso, blanco, con las copas de los árboles cubiertos de nieve, gente sonriendo, y las pistas de ski listas para recibirnos. La atención personalizada en Hotel Jerome y la belleza natural, nos hacen sentir como en un lugar encantado, atrapando nuestra mirada para captar cada detalle.
Algo tan maravilloso como esquiar es regresar al hotel y disfrutar del après ski, cuando nos refugiamos alrededor de la fogata con una taza de chocolate caliente, en compañía de quienes queremos y de los nuevos amigos que conocemos gracias a la nieve.
La plata se acabó y los mineros se fueron, pero quedaron los pequeños copos de nieve que llegan durante el invierno, cada uno como una pequeña joya que decora nuestras manos cuando los sostenemos, y fue así como el hotel continuó funcionando. El amor por la nieve y por el excelente servicio, han mantenido vivo a esta pieza histórica y punto de referencia de Aspen.
En Aspen también hay festivales artísticos de música, danza, teatro y reuniones para los pensadores que gustan de compartir sus conocimientos e ideas en un ambiente bohemio, brindando con vinos riojanos para que el clima frio pase desapercibido, acompañados de una deliciosa comida preparada con ingredientes frescos de las granjas locales.
https://aubergeresorts.com/hoteljerome/

 

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