La estandarización es toda una revolución industrial en sí misma.
¿Te imaginas una fábrica moderna operando sin piezas estándar?, ¿o una franquicia de hamburguesas, o de cualquier giro sin tener estandarizados sus procesos?
El Padre de la Estandarización fue Ely Whitney, un artesano e inventor estadounidense, quien en 1801 recibió un pedido de 10,000 mosquetes para el ejército de Estados Unidos, pero falló en cumplir la fecha de entrega. El presidente Thomas Jefferson lo citó a la Casa Blanca para que explicara el retraso. Whitney trajo consigo una caja conteniendo las partes completas para 10 mosquetes y acomodó las piezas iguales en pilas, ante los ojos de los congresistas que atestiguaban la presentación. Whitney le pidió entonces a varios congresistas que tomaran una pieza al azar de cada pila y al final armaran un mosquete, repitiendo el proceso hasta que los 10 mosquetes estuvieron perfectamente ensamblados.
Después, Whitney explicó que en lugar de hacer 10,000 mosquetes diferentes artesanales únicos, había hecho moldes y maquinaria para hacer piezas en serie y que eran intercambiables por otras. Anteriormente, cuando una pieza de un mosquete artesanal único fallaba, se tiraba el mosquete entero. Ahora, únicamente era necesario cambiar la pieza estándar (refacción) por otra y el mosquete estaba como nuevo. Con los moldes, troqueles y maquinaria era capaz de producir otros 10,000 mosquetes en una 5ta parte del tiempo que consumía artesanalmente y lanzó a Estados Unidos como la mayor potencia industrial.
La estandarización es la madre de la productividad, la calidad, el trabajo en serie (que posteriormente hizo famoso a Henry Ford). Es requisito de ISO y prerrequisito para salir del subdesarrollo.
Trata de estandarizar en tu empresa todo lo que puedas: procesos, servicios, productos, piezas. No importa el giro. Sin estandarización no es posible tener sucursales propias o franquicias pagadas por inversores externos. Sin estandarización no podemos ganar a la competencia, por no contar con un sistema de ventas, producción, atención al cliente, embarques, etc. No permitas que los colaboradores hagan las cosas cada uno “como Dios le dio a entender”. Considera las aportaciones individuales, pero al final del día, deberá quedar un sistema de trabajo estandarizado.