Hoy en día vivimos en un mundo donde la satisfacción ya se volvió un derecho y por tanto también una obligación, es decir como tengo derecho al placer tengo también la obligación de obtenerlo, además le sumamos a que todo lo que hacemos lo tendríamos que estar haciendo con placer y toda la carga de trabajo y de cotidianeidad también la deberíamos de estar haciendo con PASIÓN.

No me mal entiendan, gran parte de mi vida ha estado enfocada a obtener placer en todos los sentidos, poder disfrutar de mis hijos, de mi pareja, de mi ejercicio matutino, de mi trabajo, de los compromisos sociales, de las tareas cotidianas, del tráfico, de pagar mis cuentas, y el mensaje es: “si lo vas a hacer encuéntrale sentido y además hazlo con entrega, no se vale en esta vida el desgano, ese es el opuesto de la pasión y un gran pecado”.

Y pienso… donde dejo todos esos momentos a los que no le encuentro sentido, cuando me siento de pronto como rata de laboratorio dando vueltas, pensando que estoy llegando a algún lado, pero en realidad, es siempre más de lo mismo, ah, pero claro con más años, mas sabiduría y más experiencia… listo ya con eso encuentro un respiro a mi ansiedad.

La ansiedad de pensar que si no lo estoy haciendo bien, perfecto, con placer y pasión, no cuenta, porque mi derecho en este siglo es el PLACER.



La mayoría de las personas, asociamos la palabra Placer con Sexualidad, asi que también el ámbito de lo erótico sufre de esta presión, vemos una película romántica o erótica y lo que nos muestran es siempre la armonía, la sincronización, el orgasmo supremo y perfecto. Que lo único que nos cuestiona es…  Bueno la vara está demasiado alta, ¿que estaré haciendo mal? Si seguí los pasos del maestro, de la televisión, pero de pronto la satisfacción no fue tan trascendental, quizá un poco más humilde, y dices, bien tal vez esto no es para mí, seré mediocre, no puedo. Quizá no nací para el placer!.

Pero la gran promesa es que allá afuera si compras los últimos juguetes, medicinas o vas con un experto sexual, vas a tener el mejor sexo de tu vida, además divertido, pleno, extático y conectado, sólo es necesario seguir algunos de éstos pasos.

Pero eso sólo lleva a una gran insatisfacción, frustración, cansancio y por su puesto devaluación de mi persona.

Y es que nos cuesta trabajo habitar esa frustración, ese “no soy lo suficientemente bueno”,  pero según quién? Lo peligroso es sumarse a esta exigencia del disfrute, no hace falta que apasionemos y disfrutemos obsesivamente, al unirnos a esta exigencia perdemos nuestra individualidad, lo que nos hace diferentes y únicos, lo que nos dice: “ahhh… es que YO disfruto así, este es mi matiz, esta es mi nota con estos bemoles. Reconozco la tuya y la respeto, pero no quiero ser como tú, o como ese actor de la televisión, quiero encontrar mi matiz, mi tono en el que yo resueno.   

Cuando cada uno aporta su tono o nota al mundo podemos componer una gran partitura. Y no hay una nota mejor que otra, cada uno de nosotros tenemos un estilo propio, y no todos los estilos van con todas las composición.

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Nota del autor:Las fotografías son cortesía de: https://www.google.com/search